Parecen caer gotas del cielo de los hombres.
Parece la tarde violeta aposta
y los pájaros chillones.
Parece haber un vacío enorme;
el recuerdo de un tumulto de olas.
Hombres y olas llegan al vértice de la noche.
En la ausencia más desapercibida
unos labios se proponen no dar besos al aire.
Esta noche, las estrellas comprometen su mirada,
y un cuerpo se transforma al borde del abismo.
Mirándose impasible las puntas de los pies,
decide vivir, amar los sueños.