La vida es un pañuelo azul de seda
que atesora en sus hilos el recuerdo
del amor que volviose loco y cuerdo
al hallar savia, fronda y arboleda.
Es la faz del dolor dentada rueda
que ofrece libre acuerdo:
hacer que la desdicha afloje el muerdo
a cambio del pesar que adentro queda.
Corre el aire lamiendo el alma herida,
mientras cantan las rosas junto al nardo
un himno de tristeza desasida.
Lucirá sol futuro sin retardo,
antigua la sentencia consabida;
de fuego es la verdad: como tú, yo ardo.