La imagen siempre queda.
Queda el gesto y el perfume,
la mirada triste y serena,
las gotas de rocío…
Unas tardes violeta y frías,
un paseo por las calles,
una risa y un llanto:
la luna en el tejado.
La imagen siempre queda.
Queda el gesto y el perfume,
la mirada triste y serena,
las gotas de rocío…
Unas tardes violeta y frías,
un paseo por las calles,
una risa y un llanto:
la luna en el tejado.